Si queremos sistemas sustentables tenemos que fusionar agricultura y ganadería
Temple Grandin es psicóloga, tiene un doctorado en Zoología y una especialización en Etología, estudio del comportamiento animal, disciplina que enseña en la Universidad de Colorado. En su paso por el último Congreso Aapresid respondió a todas las preguntas: desde cómo su TEA (Trastorno del Espectro Autista) es una herramienta clave en su trabajo con animales, hasta el rol de la tan vapuleada ganadería en la sustentabilidad.
“Mi autismo me permite pensar en imágenes – cuando el común de la gente lo hace en palabras –, lo que me hace muy fácil entender lo que piensan y sienten los animales cuando ven, por ejemplo, un papel que flamea en el otro extremo de la manga. Los invito a ser más observadores, en especial de los pequeños detalles”.
Cuando empezó su carrera, Grandin creía que podía resolver las cosas con equipos, pero con el tiempo aprendió que si no hay gente capacitada el equipo no sirve: “organizar el ingreso a las instalaciones en horas donde la luz no entre de forma directa (los animales no gustan de las luces cegadoras); o hacerlo con las luces encendidas de noche (tampoco prefieren adentrarse en la oscuridad) son practicas tan económicas como efectivas”.
Hoy el bienestar animal es una práctica aceptada y su impacto sobre la ganancia de peso y fertilidad está ampliamente demostrado. Sin embargo, hay temas viejos que siguen vigentes: “evitar los gritos, entender que el buen manejo exige caminar más, son cosas que sigo repitiendo”.
Entre los aspectos generales de bienestar animal enumeró algunos puntos, empezando por la renguera, indicador primordial que poco se mira. Habló de la salud, la condición corporal, la suciedad y del estrés por calor como cuestiones clave: “el animal debe tener la boca cerrada durante la manipulación; boca abierta es señal de que está sufriendo”. Otro aspecto es el alivio del dolor luego de prácticas dolorosas o traumáticas como la castración, el descuerne o el destete.
“Hoy los consumidores exigen que el animal tuvo una vida que valió la pena, lo que es bueno, pero a veces se limita a cuestiones como el pastoreo a campo, como si esto fuera sinónimo de bienestar animal. Un rodeo que pastorea un lote sin pasto claramente está sufriendo”, disparó la especialista que desarrolló un sistema de puntuación para medir el bienestar animal y que está disponible en su sitio web.
Argentina: manejo durante el transporte y en la planta de faenado:
Grandin opinó sobre el manejo en plantas de faenado en Brasil y Argentina: “en general es muy bueno, y creo que lo que más atención requiere son las etapas previas: el uso picanas durante la carga que origina una carne acuosa de menor calidad; los viajes excesivamente largos y sin agua que crean una carne oscura y seca”. El uso de pisos antideslizantes es también importante.
Apuntó a la sobrecarga de los camiones, la mezcla de toros de distinto rodeo en un mismo camión y a la falta de cuidado de los conductores, como otras cuestiones a mejorar. “Hay que repensar las formas de pago del servicio transporte que suele hacerse por carga o por tiempo”.
Su visión del futuro de la ganadería:
Uno de los desafíos más grandes de bienestar animal a futuro es la necesidad de equilibrio en la selección genética: “hoy se tiende a una sobre-selección de ciertos caracteres, como velocidad de crecimiento, tamaño res, etc., y se dejan de lado cuestiones como la orientación de las patas. Hoy tenemos rodeos llenos de animales rengos, con dificultad para caminar o con cardiopatías congénitas que afectan la supervivencia en altura; todos problemas que en el pasado no existían y que atentan contra el bienestar animal”.
Grandin también opinó de las tendencias de consumo y de quienes apuntan contra la ganadería como la gran culpable del calentamiento global: “muchos creen que por no comer carne contribuyen a mitigar el cambio climático, pero desconocen el rol que la cría de animales en pastoreo tiene en el secuestro de carbono (C) del suelo. Los suelos de mejor calidad fueron creados por animales pastoreando. El buen manejo del pastoreo, el respeto de los tiempos de descanso de la pastura y de los remanentes son las cuestiones en las que tendríamos que estar trabajando”.
Para enfrentar estos desafíos debemos empezar a capacitar gente capaz de formar equipos interdisciplinarios. Si queremos sistemas sustentables tenemos que volver a fusionar la agricultura y la ganadería. Muchos pequeños productores ya lo hacen; es hora de que se sumen los grandes. Debemos alentar a los jóvenes para que hagan la diferencia”, concluyó.
FUENTE: Aapresid
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