Recelo empresario por las normas 350/99 y 264/11 de bioinsumos y biopreparados
El último panel de la jornada “La bioeconomía como proveedora de soluciones para la agricultura sustentable”, organizada por el Diálogo Argentino Alemán sobre Innovaciones Agropecuarias Sustentables (DAAIAS) y el Diálogo Germano-Brasileño sobre Políticas Agrícolas, el pasado 3 de julio, estuvo dedicado a los marcos regulatorios. Allí, una serie de expertos de Argentina, Brasil y Alemania, describieron la actualidad de sus países. Con la moderación de Carlos Alberto dos Santos, Experto a Largo Plazo en el proyecto Diálogo de Política Agrícola Germano-Brasileña (APD), la primera disertación estuvo a cargo de Sebastián Gómez, coordinador de Fitosanitarios del Senasa de Argentina, quien comentó que, Argentina, en materia de biológicos, se encuentra en estos momentos actualizando las normas 350/99 y 264/11 para introducir definiciones sobre bioinsumos y biopreparados (estos últimos requieren menor nivel de preparación). La nueva normativa se encuentra en proceso de consulta pública hasta el 13 de agosto de este año. “El proceso de registro es una evaluación de riesgo”, advirtió. Cabe recordar que muchas empresas resisten esta nueva norma por el temor que lleguen al mercado productos sin la suficiente cantidad de ensayos y resultados.
Durante el último Encuentro Nacional sobre Producción con Biológicos y Estrategias sustentables realizado en Venado Tuerto, Sebastián Gómez se refirió a esta normas ante un auditorio colmado de empresarios y productores. Entre los diferentes referentes de las empresas se levantan voces de preocupación ya que se entiende que esta norma se dicta para beneficiar a las economías familiares pero eso podría habilitar la llegada al circuito comercial de productos sin respaldo científico/ agronómico. Además instala un escenario dispar ya que algunos podrán lanzar productos con solo una campaña de ensayos mientras a la mayoría de las empresas se le ha exigido el protocolo de tres años de ensayos y demostraciones de resultados.
Por otra parte, el funcionario del Senasa destacó la creación en el país del Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario (Cabua) que tiene integrantes del sector público y privado. Gómez defendió los procesos de regulación de los fitosanitarios dado que “las toxinas más potentes vienen de los biológicos”, citando el caso del ántrax. “Las normas son socias nuestras, su fin es darnos un beneficio” y resaltó que nacen de “un proceso científico”.
Respecto de la aceptación de los bioinsumos por parte de los productores arriesgó que “no van a reemplazar a los agroquímicos” pero abogó por “convencer para que puedan coexistir”. Asimismo, alentó que las investigaciones apunten a la generación de “bioherbicidas”.
La situación regulatoria de los biológicos en Brasil, la compartió Daniel Vargas, de la Fundación Getulio Vargas, quien describió que tras una consistente política de promoción y avances legales, en 2020 se aprobó el Plan Nacional de Bioinsumos, que generó una gran demanda de los mismos entre los productores por 3 cuestiones principales: el Gobierno se pone como centro de referencia para estimular la adopción; la existencia de líneas de créditos para que los productores puedan desarrollar fábricas propias de bioinsumos, o ampliar las que ya estén instaladas; y que se da a publicidad “lo que ocurre en esos campos que trabajan con biológicos”.
“El de los biológicos es un movimiento popular y científico. Brasil se convirtió en una de las principales fábricas de bioinsumos del mundo. Es un amplio laboratorio de experimentación, en el cual los productores hacen sus propios insumos”, señaló.
Vargas agregó que los biológicos en su país “en lugar de presuponer un riesgo, presuponen un beneficio. En lugar de verse una amenaza para el ambiente se ven como un colaborador. Y el papel del Estado es el de facilitador y ser una gerencia adecuada del riesgo”.
El panel lo cerró Kai Punhaggen de la Universidad de Beirut, quien describió que en Alemania tienen una ley de protección vegetal y poseen dos organismos para la evaluación de la inocuidad de los productos.
En el caso de los biológicos, explicó que existe una categorización de los microorganismos aplicables al diseño de productos.
Punhaggen reconoció que si bien se trata de principios que están relacionados con el cuidado del ambiente “no tenemos una evaluación de los beneficios”. “Si queremos convencer a los productores y consumidores, hay que hablar de los beneficios de los biológicos y de los métodos que se usan en su producción”. En este punto planteó la cuestión de los costos de fabricación, lo que conlleva a la dificultad de las empresas pequeñas y medianas de desarrollar y aprobar productos que puedan salir al mercado.
Conclusiones
En el resumen de la jornada, Marnix Doorn, líder del Diálogo Argentino- Alemán sobre Innovaciones Agropecuarias Sustentables, y Sven Gehlhaar, director gerente de IAK Agrar Consulting, quien está a cargo de implementar este proyecto, dejaron las conclusiones del evento.
En este marco, destacaron que las posibilidades de los biológicos son amplias, aunque se trata de un sistema –en conjunto con la agricultura- que “tiene una complejidad que genera confusiones: hay mucha diversidad de información y eso lleva a posiciones muy dogmáticas y también a errores que pueden frenar la investigación y la inversión”.
Además, alentaron a llegar a definiciones “pragmáticas” sobre conceptos básicos como el de la sustentabilidad. “A veces se usan palabras que generan distancia. Si pensamos en tomates, en Argentina se ve rojo y en Alemania amarillo”, graficaron. Asimismo, muchas veces se habla sobre conceptos abstractos. “Para eso necesitamos a la ciencia”, enfatizaron.
El ecosistema de los biológicos “debe estar más conectado”, expresaron. Las reglamentaciones de cada país “están avanzadas y, aunque puede haber inconsistencias entre ellas, se puede avanzar entre unos y otros”. Por eso hay que reforzar las relaciones entre los países en torno del tema, manifestaron, y agregaron que el marco regulatorio debe responder a las metas de la sustentabilidad.
La Jornada “La bioeconomía como proveedora de soluciones para la agricultura sustentable”, se realizó en el marco de la 27ª conferencia anual del Consorcio Internacional para la Investigación Aplicada en Bioeconomía (ICABR) 2023. La misma estuvo organizada por dos de los proyectos de cooperación internacional financiados por el Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura de Alemania (BMEL): el Diálogo Argentino Alemán sobre Innovaciones Agropecuarias Sustentables (DAAIAS), implementado junto con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, y el Diálogo Germano-Brasileño sobre Políticas Agrícolas.
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