Policultivos: fin del mito según el cual todo brote verde compite con el cultivo
Hasta hace algunos años se hablaba de policultivo al referirse a la rotación de cultivos, pero con el avance de nuevas formas de producir, que privilegien una mayor sustentabilidad, el término policultivo comenzó retomar su significado original. Sembrar policultivo significa asociar semillas de diferentes cultivos en el mismo lote, sembradas al mismo tiempo y que convivan entre sí.
Hasta no hace mucho el discurso de muchos asesores aseguraba que los cultivos no tenían que tener competencia. Que cualquier brote verde que apareciera al lado de las plantas de soja, del trigo o del maíz, competían con el cultivo por la radiación, por el agua y hasta por los nutrientes. Pero este argumento está empezando a quedar de lado, primero por el auge de los cultivos de servicio que aportan más nutrientes del agua que puedan consumir en el perfil, y ahora por las experiencias de policultivo que se siembran en la misma pasada de la sembradora y benefician la diversidad de los ecosistemas evitando las grandes cargas sobre el suelo agrícola de los cultivos únicos, o los monocultivos.
Ya lo había planteado el Ing. Agr. Asesor e Investigador Santiago Lorenzatti a finales del año pasado cuando recomendaba, en lo posible, asociar cultivos que presenten características vegetativas y desarrollo radicular diferente, para aprovechar los diferentes niveles en la superficie y dentro del suelo, y así utilizar mejor la disponibilidad de los nutrientes y la humedad en los diferentes estratos del terreno. “En síntesis, se busca que la sumatoria de la combinación de cultivos produzca más que la suma de los cultivos individuales, a través de un proceso sinérgico. Una de las prácticas más antiguas en esta línea, es la intersiembra de cultivos estivales (principalmente soja) en trigo, tecnología que principalmente se realiza en el sur de Buenos Aires” decía.
Lo cierto es que los policultivos comienzan a abrirse pasos alentados por una sana curiosidad agronómica. Quienes se sumaron a esta práctica son también los productores de agroecología. Prueba de ello es la experiencia del Grupo Tiere en el norte de Córdoba que sembraron policultivos de vicia, arveja, rabano, melillotus, y avena strigosa junto a las semillas de soja y de maíz en la zona de Colonia Caroya con muy buenos resultados. Todas especies con diferentes desarrollos radiculares que lejos de competir entre sí se sinterizan y transforman el suelo en una nueva fuente de nutrientes.
Lo mismo en la experiencia de los Ings. Martín Zamora, Agustín Barbera, Natalia Carrasco y Micaela Malaspina,en el INTA Chacra Barrow con la siembra de trigo junto a tréboles para controlar malezas reduciendo casi a la totalidad el uso de herbicidas y aprovechando la fijación de nitrógeno que aporta la oleaginosa y utilizando el cajón alfalfero que tienen la mayoría de las sembradoras para sembrar todo en una misma pasada.
“Hay muchas interacciones positivas entre las plantas. Cuando se siembra avena con vicia esta entrega fijación biológica de nitrógeno y así evitamos el uso de urea. Trigo con trébol, sorgo con soja o maíz con soja, la leguminosa casi reemplaza en su totalidad los fertilizantes químicos que en dosis altas cambia el ph de los y afecta la microbiología de ese suelo. Las leguminosas que se siembran compiten con muchas malezas cuyo banco de semillas está en el suelo. Vicia es competitiva con las malezas. Cuando siembro sorgo con soja, esta última compite con las malezas en el entresurco. Las mediciones que tenemos es que son más los beneficios que los perjuicios” afirma el Ing. Zamora.
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