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Bioinsumos JUNIO - 2023

Martin Duggan de Aapresid: Biológicos: ¿qué aportaron a los trigos en 2022?

Martin Duggan de Aapresid:  Biológicos: ¿qué aportaron a los trigos en 2022?

El uso de bioinsumos en general y de bioestimulantes en particular viene creciendo a nivel global  y esta tendencia se evidencia también en Argentina. Sin embargo, la información científica y las acciones de extensión que permitan al productor conocer el rol de estas tecnologías para mejorar el rendimiento y/o calidad de cultivos y beneficios ambientales, siguen siendo escasas. 

¿Qué son los bioestimulantes? ¿Son lo mismo que los biofertilizantes? ¿Qué función cumplen? ¿Qué comportamiento mostraron a campo en campañas complicadas como la 22/23? Desde la Red de Nutrición Biológica (RNB) de Aapresid responden algunas de estas preguntas. 

Bioestimulantes y biofertilizantes: ¿sinonimos?

El experto de la RNB de Aapresid Martin Torres Duggan explica que si bien los términos “biofertilizante” y “bioestimulante” se encuentran en revisión (sobre todo debido a aspectos normativos), conviene tener claro la diferencia entre fertilizante en general (incluyendo a los biofertilizantes) y bioestimulante. 

Los fertilizantes son fuentes de nutrientes para las plantas e incluyen productos conocidos por los productores como urea, DAP, MAP, SFT, SFS, roca fosfórica, etc. Estos productos se analizan según su contenido de nutrientes, y en base a éste se dosifica la fertilización siguiendo algún modelo de diagnóstico. “En el caso de los biofertilizantes, el nutriente lo aporta la actividad de un determinado microorganismo que es dominante como ingrediente activo, o bio-activo”, explica Torres Duggan. Ejemplos de biofertilizantes son los inoculantes que se aplican en semillas para estimular la FBN (fijación biológica de nitrógeno) en leguminosas.

En cuanto a su comportamiento a campo, el aporte de muchos biofertilizantes está ampliamente probado. Es el caso de, por ejemplo, de Azospirillum brasilense en el rendimiento de maíz y trigo, o de rizobios en soja.  

Para los bioestimulantes la definición no es tan clara, al menos desde la perspectiva académica actual. Los bioestimulantes contienen compuestos y/o organismos, que al aplicarse al cultivo mejoran atributos como el rendimiento, calidad, eficiencia de aprovechamiento de nutriente, entre otros efectos, sobre todo bajo estrés abiótico. 

A diferencia de los biofertilizantes, los bioestimulantes no se evalúan por el % de elementos y/o componentes bioactivos que presenta, sino por su funcionalidad en el agroecosistema. 

Sus mecanismos de acción son más complejos y por tanto, sus efectos son menos contundentes, variables entre sitios y años y, en términos generales, más bien moderados. Según Torres Duggan, esto plantea un gran desafío para la Agronomía, donde el efecto de cualquier insumo tiende a estudiarse por separado. Para entender los impactos de los bioestimulantes es necesario trabajar con una mirada integral y mediante equipos interdisciplinarios. 

“El estudio de los bioestimulantes requiere considerar una perspectiva integral, en donde el suelo, y la nutrición de los cultivos no representa una práctica a reemplazar o sustituir, sino a complementar, acoplando la bioestimulación como herramienta para mejorar la productividad de los cultivos bajo estrés abiótico como sequías, golpes de calor, heladas, etc., condiciones que más que ‘la excepción’ son ‘la regla’ en sistemas de producción extensiva de la Región Pampeana. Otros estrés abióticos que prevalecen en amplias regiones de nuestro país son la salinidad y alcalinidad de los suelos, y estos también pueden ser mitigados parcialmente por el uso de bioestimulantes aplicados  a la semilla.      

Bioestimulantes: ‘los pingos se ven en la cancha’

La Red de Nutrición Biológica (RNB) de Aapresid surgió en 2021 con el fin de aportar y difundir conocimiento sobre las características y beneficios del uso de bioestimulantes (y biofertilizantes en menor medida) como tecnología de insumo en agroecosistemas de la Argentina.

En 2022/23 la red lideró ensayos en distintas regiones del país, donde se evaluaron tratamientos foliares con bioestimulantes en trigo y su impacto en rendimiento medio y respuesta a la fertilización aplicada por el productor. 

En coincidencia con lo mencionado, los resultados muestran una gran variabilidad según el sitio, encontrándose efecto significativo de tratamiento en 2 de 6 sitios evaluados. Se vio que en suelos con deficiencias de nutrientes prevalentes, el agregado de productos foliares bioestimulantes no permiten sostener el rendimiento, aunque en algunos casos es posible generar sinergias entre la fertilización y la bioestimulación. También es posible mejorar la calidad del producto cosechado (e.g. contenido de micronutrientes y/o de proteína) cuando se aplican determinados tipos de bioestimulantes. 

“El gran aprendizaje que se llevó la RNB es la vulnerabilidad ante el clima. La campaña 2022/23 nos ha mostrado el extremo de una anomalía climática, y eso nos debe enseñar a que lo mejor que podemos hacer para enfrentar la variabilidad climática es con sistemas de producción más resilientes, y parte de la resiliencia se construye con suelos y cultivos más saludables. Tanto la fertilización como el uso de bioestimulantes tiene mucho por aportar en este sentido”.


Autor: Martin Torres Duggan de Aapresid

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