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Extensivos FEBRERO - 2021 4017

Luis Lanfranconi: cultivos de servicio evaluados por un malezólogo

Luis Lanfranconi: cultivos de servicio evaluados por un malezólogo

La utilidad de los cultivos de servicio ya no admiten objeción y son fundamentales para reducir el uso de herbicidas en el el suelo. Muchas voces se alzan a su favor pero entre los malezólogos aún hay quienes defienden las aplicaciones secuenciales, carryover de herbicidas, etc. Uno de los primeros malezólogos reconocidos que alzó su voz para valorar los cultivos de servicio y sostener que el camino es reducir la cantidad de uso de herbicidas fue Luis Lanfranconi, Jefe AER del INTA Rio I, quien en una nota con Fearca arranca diciendo “Nuestra preocupación era y siguen siendo las malezas”.

“Cada vez teníamos más dificultad para controlarlas debido a su resistencia y la oportunidad de poder hacer la aplicación de herbicidas”. Asimismo, contó que ante una audiencia de productores siempre se preguntaban “cómo controlar las malezas en un cultivo de maíz que se cosecha en julio/agosto, qué ocurre cuando uso una siembra de maíz tardía” y resaltó: “Era una respuesta difícil de dar porque estábamos llegando tarde en el proceso biológico de esa maleza ya que era una maleza envejecida y teníamos que controlarla”. Se realizaron distintas técnicas de control, una fue la implementación de un sistema de doble golpe que es la aplicación de un herbicida sistémico con uno de contacto, lo que generaba un impacto importante en el control, pero tenía un costo elevado. Luego, trataron de implementar una barra atrás de la cosechadora de maíz para ir aplicando herbicida antes de que cayera todo el chalar que tira la cosechadora por la cola, lo que generó una serie de inconvenientes y, por último, desde el INTA Rio I vieron que debían lograr hacer una siembra de un cultivo de servicio arriba de un maíz. “Empezamos evaluando distintos materiales, trabajamos con trigo, avena, centeno y, a mí particularmente por la información que manejaba y con lo que veníamos haciendo con un proyecto de la Universidad Católica Argentina (UCA) junto con el INTA, el centeno lo veíamos como una herramienta muy interesante para frenar el desarrollo de las malezas, sobre todo, para lo que es nuestra zona semiárida”, explicó Lanfranconi. Tenían en consideración al centeno porque es un cultivo de gramínea de invierno que a igual cantidad de materia seca necesita menos agua y, en una zona semiárida, es vital en el proceso productivo. Las primeras que se hicieron fueron con los tres cultivos y notaron que la mejor distribución la tenía el trigo porque estaba asociado al peso de los mil gramos, la avena era complicada por el tipo de semilla que es y fue así como decidieron hacer una prueba peleteando semillas de centeno. De esta manera, la llevaron al peso de mil semillas de trigo y, poniendo menos semillas por hectárea en la franja que iban a volar con el peleteado, a los 45 días obtuvieron la misma cantidad de plantas donde estaba peleteado que donde no estaba. “La ventaja que nos daba el peleteado era que nos dejaba curar la semilla y agregarle un promotor radicular como puede ser el Azospirilum, todo en el mismo momento”, explicó Lanfranconi y contó que durante todos los años que evaluaron cultivos de servicio, especialmente centeno, estudiaron “distintas variedades y el uso de esta técnica impactaba de sobre manera a la cantidad de materia seca producida por la maleza en esa superficie ya que prácticamente disminuía un 90% la cantidad de materia seca de las malezas sin utilizar herbicidas”. 

Cuando comenzó a difundirse les propusieron a los productores evaluar en siembra aérea de maíz con centeno con el objetivo de ver cómo iba a impactar en el desarrollo de la maleza dentro del lote. Esta investigación trajo como consecuencia que el centeno implantado correctamente hiciera que el rastrojo del maíz no se volara. “Al productor le agradó no sólo que el rastrojo quedaba en el lugar, sino que además tenía menos maleza por lo tanto bajaba los costos en lo que era el control de la misma”, destacó Lanfranconi. 

Es importante señalar que si se quitan los herbicidas luego del cultivo de maíz porque se siembra un cultivo de servicio baja aproximadamente un 50% el impacto ambiental. De esta manera, comentó Lanfranconi “empezamos a difundirlo activamente a través de nuestras charlas técnicas desde el año 2015 al 2017 y seguimos haciendo algunas otras evaluaciones al respecto sabiendo que nos faltaba muchísimo por investigar. En el 2014 empezaron las investigaciones de parte del INTA Marcos Juárez y Aapresid y nos pareció por demás oportuno, en este proceso de divulgación, tratar de hacer una experiencia más generalizada”. Fue así como en las campañas 18/19 y 19/20 junto con la agencia de Rio III y Rio I hicieron una prueba piloto de siembra aérea de centeno en la zona de Despeñaderos. “Nos pusimos de acuerdo con una empresa aérea, armamos una hoja de ruta anticipada sabiendo a dónde se iba a sembrar, qué campos para darle un orden para bajar costos operativos, dónde iba a bajar el avión, donde iba a reaprovisionarse de semillas y, junto a trece productores involucrados, se sembraron alrededor de 2500 hectáreas el primer año”, contó Lanfranconi y opinó: “Las ventajas del sistema vamos a verlas dentro de cinco años cuando realmente impacte este cultivo de servicio en todo lo que es el proceso productivo del campo, pero en el primer año ya se podía observar que el rastrojo no se volaba y no había malezas”. Al año siguiente se sembraron 4800 hectáreas y se sumaron 17 productores a la prueba y fue un ciclo muy seco donde los cultivos de servicio se sacaron un mes antes justamente para regular el consumo de agua y, a pesar del año seco, los cultivos de servicio salieron sin maleza y los vientos no se llevaron los maíces.

“La gran preocupación que tiene el sistema productivo con respecto a esto tiene que ver con el consumo de agua del cultivo que yo hago en invierno en una zona semiárida y realmente hemos evaluado que estos cultivos de servicios consumen alrededor de 70/80mm de agua del suelo contra los 35mm que podía consumir un barbecho, pero también vimos que, quemado en tiempo y forma (eso se regula de acuerdo al lote, de acuerdo al productor, al año) en el momento que llega la época de siembra, en nuestra zona los primeros días de noviembre, el perfil de humedad está igual o superior al barbecho o sea que las primeras lluvias de primavera el suelo que está con rastrojo en superficie captura y almacena más agua que cuando no tengo el rastrojo en superficie, esto nos parece que era una herramienta importante de ganar ganar”, destacó Lanfranconi y agregó que “otro plus lo puso la provincia de Córdoba propiciando las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) con el objetivo de que el productor empezara a mirar el sistema productivo de otra manera, tratara de hacerlo más sustentable y lográramos introducir a los cultivos de servicio como una práctica más que consideraba las BPA”. De esta manera, el productor que hace cultivos de servicio suma un puntaje para que la provincia le pueda devolver el impuesto a la tierra. “Vamos bien encaminados, es una práctica interesante, dejar rastrojo en superficie en una zona semiárida juega un papel muy importante y si los campos son ondulados mucho más porque vamos a jugar una filtración del agua de lluvia y en un tiempo que pase esta práctica y que quede como permanente creo que a los cuatro o cinco años vamos a empezar a ver la mejora en cuanto a lo que es la porosidad en suelo y la mayor infiltración de agua de lluvia”, sostuvo Lanfranconi. 



FUENTE: Comunicado Fearca

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