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Actualidad OCTUBRE - 2020

"Los biológicos pueden mejorar la relación del productor con su sistema"

"Los biológicos pueden mejorar la relación del productor con su sistema"

El Ingeniero Agrónomo Vicente De Lisi asesora productores en el NOA, vive en San Miguel de Tucumán, trabajó 9 años en la Estación Experimental Obispo Colombres  (EEOC), específicamente en la sección fitopatología, donde se especializó  en cultivos extensivos, soja, maíz, porotos, garbanzos, y algo de trigo ya que el NOA no es un cultivo fuerte. Actualmente integra el equipo técnico de la empresa SummitAgro en la región. 

Desde la Estación Experimental Obispo Colombres realizó ensayos a campo en una gran zona de influencia que abarca desde el sudeste de Catamarca hasta el límite con Bolivia. “Hicimos desarrollos para ensayos a campo, en laboratorio y desarrollamos curasemillas para garbanzos y durante varias campañas nos enfocamos en combatir la roya de la soja, que en esta zona es complicada” afirma.  En esos años de investigación se buscó probar eficacia con productos de síntesis química como de síntesis biológica. Siempre pensando en complementar para reducir las aplicaciones de químicos que hoy en la zona están generando problemas.  Muchas veces el productor aplica por el solo hecho de quedarse tranquilo que aplicó, con los años nos encontramos con una saturación de químicos en plantas y suelos. Por eso, de a poco, transmitimos la importancia de incorporar productos biológicos en el esquema y de cuidar los productos con organismos vivos” sostiene.

El problema del excedente de químicos se manifiesta en los cultivos de poroto de exportación que se produce en el NOA. Si el poroto llega al exterior superando el límite máximo de residuos que exige la Unión Europea, los cargamentos se devuelven al país de origen con la pérdida que eso implica. “Ante esta realidad las empresas están comenzando a incorporar productos biológicos como lo es Howler de SummitAgro.  Howler, es un producto netamente biológico que se basa en una nueva proteína natural extraída de un patógeno fúngico de la frutilla, llamado Acremonium Strictum SS71, que activa y aumenta las defensas en las plantas, mejorando su nivel de protección frente a distintos tipos de estreses bióticos y abióticos. Al no actuar sobre el patógeno, no puede generar resistencia y además al ser de banda verde no deja residuos químicos" dice.

Abrirle paso a los biológicos:

“Todo el tiempo estamos escuchando que aparecen resistencias a todos los activos. Este tipo de productos biológicos que actúan sobre la planta, llegan para cambiar y mejorar la relación del productor con su sistema productivo. Lo que uno primero tiene que pensar es que la aplicación de un producto químico durante años y muchas veces al año impacta principalmente sobre la persona del aplicador, es el primero que está expuesto, más allá de utilizar equipos de protección. Lo que se ve en el campo no siempre es lo ideal. Y en el mismo plano de importancia está la relación con los centros urbanos cercanos a los campos, con el consumidor final, y con el suelo y el sistema, que ya expresan una saturación. Además hay tanta presión comercial que cada vez se buscan más rendimientos y eso implica intensificar el sistema con productos más productos. Si aplicamos cada vez más productos sería bueno que esos productos dejen de ser agresivos contra el sistema”, sostiene.

“Sin ir más lejos está el caso de los curasemillas que empezaron como un activo, luego sumaron otro activos y hoy hay curasemillas que contienen 4 o 5 moléculas fungicidas e insecticidas juntas.  El camino para cambiar el sistema es el de los productos biológicos. Claro que esto implica un cambio del planteo productivo. El productor tiene que saber que con este tipo de productos no hay respuestas de un año para otro, pero que sí lo habrá en el mediano plazo y cuidando el sistema se logrará resolver muchos de los problemas agronómicos y ambientales que hoy afectan al sector”.

“En el NOA producir soja, por ejemplo, se ha transformado en una producción de rentabilidad inestable. Si un año se logran 4.500 kilos (por condiciones climáticas, presión de enfermedades, etc.) el productor festeja, pero ese mismo productor al año siguiente logra 2.500 kilos y se funden. No se puede seguir produciendo así, llegó la hora de elevar el piso de rendimientos y no el techo. Estabilizar los rindes en un punto que sea rentable todos los años, y para lograrlo hay que empezar a incorporar productos biológicos que recuperen los suelos y estabilicen los sistemas de producción” concluye Vicente De Lisi. 

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