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José de Cote: “Los bioestimulantes son un gran aliado del productor agrícola"

José de Cote: “Los bioestimulantes son un gran aliado del productor agrícola"

“Un bioestimulante es un producto que ayuda al cultivo a absorber mejor los nutrientes y almacenar mucha energía”, explicó el presidente y director científico de iQBiotech, José Antonio de Cote. En diálogo con DEF, el experto definió la bioestimulación como la “cuarta variable” que potencia la producción agrícola y se suma a la genética de semillas, la nutrición y el control de enfermedades y plagas.

“La bioestimulación no viene a reemplazar a ninguna de las otras tres variables del manejo de la agricultura -puntualiza-Viene a ser un complemento, y así lo estamos viendo en los ensayos, en la investigación y en la experimentación”, completó este especialista español con estudios en la Universidad de Córdoba (Andalucía) y en el San Telmo Business School.

Luego de trabajar 15 años en la start-up NewBiotechnic (NBT), en 2014, lanzó en Miami su propio proyecto: iQBiotech. “El ADN de nuestra empresa es investigar, desarrollar y fabricar productos que le brinden al agricultor las herramientas con el menor impacto ambiental posible”, detalló José Antonio de Cote. En nuestro país, iQBiotech ya registró su primer producto, el biofertilizante iQForte, y está trabajando en proyectos de validación con Adecoagro y con Agrofina, una empresa del Grupo Los Grobo. En el plano global, en 2020 se integró con la firma Shared-X, que trabaja con 300 pequeños productores, a fin de que lleguen sus producciones orgánicas directamente al consumidor.

-¿Por qué son necesarios los bioestimulantes?

-Yo recurro a un ejemplo futbolero. Pongamos el caso de Leonel Messi: es un ser humano que nació con unos dones y una genética que le permiten jugar muy bien al fútbol. Él ha tenido, durante toda su vida, un muy buen plan nutricional y médico adecuados. Sin embargo, cuando fue a jugar en 2009 a la ciudad de La Paz un partido de clasificación para el Mundial de Sudáfrica, la selección de Bolivia le ganó 6 a 1 a la Argentina. Una condición externa, la altura, hizo que Messi y sus compañeros no pudieran expresar todo ese talento en el campo de juego.

Lo mismo sucede con los cultivos. Pueden tener una buena genética, un buen plan nutricional y un buen manejo fitosanitario pero, frente a un condicionante climatológico, es posible que no sean capaces de expresar lo que requiere el agricultor en términos de productividad y calidad de sus frutos.

-¿Se trata de una solución formulada a medida o se puede aplicar en cualquier tipo de cultivo?

-Sirve para cualquier tipo de cultivo porque, finalmente, estamos hablando de organismos vivos. Las vitaminas son vitaminas e impactan de igual modo en cualquier ser vivo. Lo que sí es posible es obtener bioestimulantes de diferentes fuentes. Puede ser, por ejemplo, un microorganismo que hace simbiosis con la planta, un extracto derivado de algas marinas o, como es nuestro caso en iQBiotech, un bioestimulante que surge de un proceso biotecnológico.

-¿Cómo funciona el bioestimulante?

-Para entender el proceso, una proteína está formada por un conjunto de moléculas. Normalmente, el tamaño molecular de la proteína es muy grande. Como seres vivos, tanto los humanos como los vegetales tenemos que digerir esa proteína. Para eso, nuestro cuerpo cuenta con enzimas, las proteasas, que tienen la particularidad de romper las proteínas en pequeñas moléculas y cambiar su funcionalidad, así pueden ser absorbidas con mayor facilidad. Los aminoácidos, por su parte, son las moléculas básicas para construir las proteínas. Lo que nosotros les brindamos a los cultivos es una gran concentración de aminoácidos, utilizados en las distintas rutas metabólicas, ya sea el crecimiento vegetativo, la floración, la fructificación o la maduración. De esa forma, logramos que la planta tenga un mejor funcionamiento.

MAYOR PRODUCTIVIDAD Y MEJOR RESISTENCIA

-¿Cuál sería el principal beneficio para los cultivos?

-A cualquier ser vivo le cuesta mucha energía producir sus proteínas. También le consume muchísima energía construir los aminoácidos a partir de elementos básicos, como el carbono, el nitrógeno o el oxígeno. Si los aminoácidos se le aportan al ser vivo, esa energía que ya no debe utilizar para producirlos queda almacenada. De esa forma, en el ciclo de cultivo, la planta tendrá mayor capacidad para luchar contra una serie de condicionantes, como el estrés por alta o baja temperatura, por falta o exceso de agua, por alta o baja luminosidad y salinidad del suelo, entre otras variables.

-¿Por qué adquieren tanta importancia hoy?

-Hasta hace unas décadas, el agricultor no tenía en cuenta las condiciones climatológicas. Hoy, con el impacto del cambio climático que los medios de comunicación se encargan de transmitirnos, el productor se da cuenta de la existencia del factor climatológico y de cómo afecta su producción. Los bioestimulantes no son la panacea, sino que constituyen una herramienta que ayuda a mejorar la productividad del agro. Si comparamos lo que ocurre en la región, con los estudios que hemos hecho, vemos que un cultivo al cual se le ha aplicado bioestimulación es capaz de producir entre un 12 y un 15 por ciento más que uno al que no se le aplicó. En Argentina, incluso, hemos llegado a obtener resultados de hasta un 18 por ciento superior en el caso del trigo.

-¿Se aplican directamente sobre los cultivos o sobre el suelo?

-La particularidad de estos productos es que pueden trabajar sobre el cultivo o el suelo. Al ser ciento por ciento solubles en agua, se los puede introducir por la vía del riego o a través de las hojas. ¿Qué es lo que ocurre? Como son moléculas de bajo peso molecular, pueden ingresar a través de los estomas (los “poros” de las plantas) o por vía radicular (por las raíces).

BIOCONTROL, ENFERMEDADES Y PLAGAS

-Otra área de trabajo de iQBiotech es el biocontrol. ¿De qué se trata?

-Una de las variantes necesarias en la agricultura es el control de los microorganismos fitopatógenos -hongos y bacterias- que están en el suelo y producen enfermedades, o bien los insectos que atacan a las plantas. La industria de los plaguicidas se caracteriza por sintetizar moléculas químicas para contrarrestar esos factores desfavorables. Hoy, la tendencia global respecto del no uso de químicos en la agricultura es cada vez más fuerte. Los gobiernos están regulando, cada vez de manera más exigente, el uso de esas moléculas químicas. Por eso, la ciencia debe aportar alternativas, basadas en el uso de microorganismos. Nosotros estamos desarrollando herramientas que permiten contrarrestar las enfermedades del suelo.

-¿Cómo funcionan esas herramientas?

-Esos microorganismos tienen distintos mecanismos para atacar bacterias y hongos fitopatógenos. Una de ellas es el microparasitismo. Otra posibilidad son los mecanismos de ataque, donde se utilizan los llamados “metabolitos secundarios”. Se trata de una lucha biológica: a través de una serie de herramientas de ataque, muy bien medidas tanto desde el punto de vista bioquímico como molecular, estos microorganismos pueden enfrentar los causantes de enfermedades en las plantas. Así como hay microorganismos que controlan bacterias y hongos, también existen otros que controlan insectos.

-¿Vislumbra otras soluciones de cara al futuro?

-El futuro va mucho más allá. Están empezando a desarrollarse técnicas denominadas “vacunas de plantas”, que empiezan a utilizar la misma tecnología empleada en algunas vacunas contra el COVID-19, el ARN de interferencia (iRNA). De esa manera, se permite que las plantas se defiendan de las plagas y virus.


FUENTE:  INFOBAE

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