Hongos, avispas y otros productos como alternativas a insecticidas y fungicidas
Investigadores de Uruguay desarrollan plaguicidas derivados de sustancias naturales o "bioinsumos" que ya se utilizan en la agricultura y la ganadería. Permiten el control de plagas y enfermedades en los cultivos, como parásitos, bacterias, hongos y virus. La tendencia puede ser un “cambio cultural” y especialmente beneficioso en espacios cerrados, donde el uso de químicos tiene un riesgo para la salud del trabajador. En Uruguay hay ya 14 agentes de control biológico o bioinsumos registrados y 18 más en trámite según datos actualizados a fines de 2021 del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Se trata de sustancias naturales que permiten el control de plagas y enfermedades en los cultivos, como parásitos, bacterias, hongos y virus.
Los bioinsumos son “una línea hacia el futuro que tiene un desarrollo cada vez más vertiginoso y en Uruguay, con estas acciones y otras, está intentando hacer punta y ser proactivos en el desarrollo”, destacó Sebastián Viroga, Coordinador Nacional del Proyecto Plaguicidas de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El ministro de Ganadería, Fernando Mattos lo da como un hecho. “Hay toda una tendencia y un mayor uso de las técnicas biológicas de control de plagas y eso viene creciendo, viene aumentando. Es un camino que mucha gente está tomando como alternativa y porque también existe una mayor conciencia en los temas vinculados a la sustentabilidad y a la protección del ambiente”, destacó.
Hormigas cortadoras
Las hormigas cortadoras son un problema frecuente para los productores agropecuarios en Uruguay, frutales, hortícolas, forestales y hasta ganaderos, por la cantidad de pasto que pueden llegar a consumir en predios con numerosos hormigueros instalados. Genera pérdida de pasto equivalente a lo que consume un ternero, o incluso más, estiman desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Hasta el momento, la solución más aplicada era el uso de químicos. Pero un desarrollo uruguayo logró probar que dos hongos (Beauveria bassiana and Trichoderma harzianum) que habitan en el suelo son capaces de actuar juntos y combatir a las hormigas cortadoras. El producto, que incluye los dos hongos y un aceite esencial de naranja que atrae a las hormigas, fue desarrollado por el instituto Bio Uruguay y el Proyecto Plaguicidas, una iniciativa de FAO y varios ministerios.
El hormiguicida se encuentra actualmente en etapas finales de registros ante el MGAP. La ingeniera agrónoma Alda Rodríguez, coordinadora técnico científica de Bio Uruguay, asegura que clientes tanto hortifruticultores como otros más grandes vinculados a la forestación aguardan por la salida de su producto al mercado local.
La investigación de Rodríguez y BIO no son hechos aislados. Tanto el Proyecto Plaguicidas de FAO como el gobierno nacional a través de un programa de financiamiento vienen impulsando varios proyectos de bioinsumos en fase experimental. En este último caso, se está terminando una prueba con 100 productores para analizar la efectividad de un ácaro en cultivos de tomate y morrón.
Para Natalia Martínez, directora técnica de la Dirección General de la Granja del MGAP, la tendencia de los bioinsumos es un “cambio cultural” a la clásica aplicación de insecticidas y fungicidas. Resalta que, especialmente, en espacios cerrados, el uso de estos químicos, tiene un riesgo para la salud y seguridad del trabajador.
Si bien el uso de los bioinsumos ya es una alternativa que los productores conocen, hace falta más apoyo para masificar su uso, sostiene Rodríguez. “Se debe fortalecer a las instituciones públicas para que tengan más conocimiento, equipo, y puedan dar más respaldo al tema y lograr mayor agilidad en el registro de estos productos”, agrega. El ministro Mattos coincide, ya que todavía la escala es pequeña y el costo de la inversión para su desarrollo es significativo.
FUENTE: Redacción de Uruguay
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