Córdoba: manejo de maní con bioestimulantes y fertilizantes balanceados
Comienza una nueva campaña para el cultivo de maní en la provincia de Córdoba. Las condiciones de inicio de ciclo no son las mejores: suelos con estado de sequía y la continuidad de La Niña, al menos, hasta inicio del año 2023.
Más allá del contexto inicial adverso, hay soluciones que pueden ayudar al cultivo a superar satisfactoriamente las primeras etapas.
El doctor e ingeniero agrónomo Federico Morla , integrante del departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba) repetirá, esta campaña, una serie de ensayos que la unidad de servicio de su área selló con la empresa Compo Expert.
En la última campaña, el experto llevó adelante las primeras experimentaciones, en múltiples ambientes cordobeses (al centro, sur y este provincial), para conocer el impacto de la nutrición integral y la bioestimulación con soluciones de de la empresa
De esta forma, según detalla Morla, probó tres productos de la compañía, en distintos lotes de cultivo de maní que estuvieron muy afectado por la sequía y las heladas tempranas que cortaron su ciclo sobre el final de la campaña.
“El cultivo de maní es una oleaginosa fijadora de nitrógeno atmosférico que, históricamente, no respondía a la fertilización. Entonces, siempre se aconsejó realizar una buena estrategia nutricional en la rotación para que el cultivo aprovechara la fertilización residual”, subraya el especialista.
Sin embargo, agrega que, en el último tiempo, el maní consiguió elevar su productividad, dado por la genética, así también como por mejores prácticas de manejo.
“Consecuentemente, se incrementaron los requerimientos nutricionales lo que está provocando que haya respuestas a la fertilización, que hasta hace 5 a 10 años no existían. Una de esas respuestas la otorgan los fertilizantes denominados arrancadores, mientras que los bioestimulantes, por su parte, vigorizan la planta y acompañan a la nutrición”, dice Morla. De esta forma, el experto ensayó con el fertilizante microgranulado complejo, destacado por su contenido de fósforo y también con trazas de zinc, hierro y manganeso, Easy Star TE-Max, el cual usó como arrancador junto a la semilla en la siembra. También experimentó con los bioestimulantes Vitánica RZ (fertilizante líquido enriquecido con extracto de algas y Bacillus amyloliquefaciens) y Basfoliar Kelp SL (basado en el extracto del alga Ecklonia maxima), que se pueden aplicar a la semilla y también a nivel foliar, y favorecen el crecimiento y establecimiento del cultivo. Asimismo, añade que, raíces más largas y mayor número, implican más posibles lugares para el desarrollo de nódulos, clave para la fijación de nitrógeno atmosférico. “Estos cambios no solo significaron mayores recursos al principio, sino que también repercutió durante todo el ciclo del cultivo”, proyecta.
Por su parte, Morla explica que los bioestimulantes fueron una excelente herramienta porque el maní, cuya zona de origen es subtropical, en Córdoba está en una región templada y en condiciones subóptimas. Por ende, este bioinsumo reduce el tiempo entre la siembra y emergencia, se favorece el vigor de la planta y aporta resistencia a los patógenos del suelo.
Además de los rindes también aumentó la calidad del grano, con un 4% más de granos superiores a los 7,5 milímetros. “Este incremento significa, para el productor, un 20% más de ingreso”, aclara Morla.
FUENTE COMPO
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