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Actualidad SEPTIEMBRE - 2020

Bioseguridad en producción animal, menos enfermedades, menos antibióticos.

Bioseguridad en producción animal, menos enfermedades, menos antibióticos.

Según explica el Veterinario Santiago Capalbo, Director Técnico de Bioter, “la bioseguridad es cultural, y tiene que ver con medidas de manejo y con la actitud del personal, desde el dueño del establecimiento hasta el último empleado. También está vinculada a la zona donde está ubicada la granja, la cercanía con otras granjas, la forma y estado de salud de los animales que ingresan, etc. El día a día de la bioseguridad lo hacen las personas y sus decisiones” afirma.  

“En producción porcina en la Argentina tenemos un status sanitario muy bueno. No tenemos las enfermedades que hay en otros países como EE.UU., China o la UE. En Argentina no tenemos la noción de lo que puede provocar un brote porque no lo vivimos. El brote de peste porcina en china genera una toma de conciencia y en consecuencia una toma de medidas en las granjas del mundo. Este escenario ha obligado a que las granjas y establecimientos empiecen a pensar en bioseguridad conscientes de los daños que un virus o una bacteria puede generar.

“En este momento está pasando lo mismo con la pandemia de Covid 19, donde la bioseguridad es prioritaria para contener un virus, lo mismo aplica a una bacteria. Lo que hoy vivimos con la nueva normalidad de lavarse las manos en forma recurrente, los barbijos y las distancias son medidas de Bioseguridad. Estas mismas medidas, y otras más, se llevan a la producción industrial intensiva”.

En el marco de las granjas de producción porcina se evalúa también las posibles vías de diseminación. Hay establecimientos que se llaman superdisiminadores, y suponen un nivel de bacteria y contagio más alto que la media. Si controlas esos establecimientos controlás gran parte del problema, por eso nuestro programa de Bioter trabaja la bioseguridad en grupos focales de 6 o 7 granjas. Controlar la sanidad de una también implica controlar la de la granja vecina”.    

Mal uso de antibióticos en producción animal:

Según agrega Santiago Capalbo, en muchos establecimientos del país se hace un mal uso de antibióticos.

“Hasta hace poco es hacía uso y abuso de la colistina, un antibiótico polimixina producido por ciertas cepas de la bacteria Paenibacillus polymyxa var. colistinus. Pero desde el año pasado este antibiótico está prohibido por Senasa desde el 2019”.

La prohibición se enmarca en la Resolución 22/2019, por medio de la cual se prohíbe en todo el territorio Nacional la elaboración, distribución, importación, uso y tenencia de productos veterinarios que contengan en su formulación el principio activo Colistina y sus sales. Según el Senasa, “resulta importante preservar al citado antimicrobiano como herramienta terapéutica para la salud humana”, sobre todo teniendo en cuenta que los resultados obtenidos por el Programa Nacional de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos en animales destinados al consumo humano han demostrado niveles significativos de resistencia a la Colistina. 

“ Hoy el 90% de los antibióticos se usa en la recría, de los 21 a 70 días, lo que vemos es que más que un sobreuso hay un mal uso de los antibióticos. La realidad es que se usan a subdosis o períodos de tiempo más cortos o más largo de lo que se tiene que usar. También existen casos de uso de antibióticos que no son los específicos para matar una determinada bacteria. Todo ese cóctel puede generar resistencia, lo que beneficia a la enfermedad y acota las posibilidades de controlarla” sostiene. 

También está el problema de respetar los períodos de retirada de los antibióticos que es similar al período de carencia de los productos fitosanitarios. “En general los productores no le dan demasiada importancia a estos períodos, pero hay un plan nacional del Senasa que es el Plan Crea destinada a la medición de los metabolitos de antibióticos en carnes que permite detectar trazas de antibióticos mediante muestreos en los frigoríficos. Y el uso de antibióticos complica la producción en carnes de exportación donde los mercados tienen requisitos más exhaustivos. Hay drogas que directamente no pueden ser usadas porque derivan el decomiso de las carnes, como por ejemplo las derivadas de la tetraciclina. La granja que exportan a Rusia no tiene que tener residuos de estas drogas. Por todo esto empiezan a ganar espacio los programas de producción que reducen o no utilizan antibióticos” concluye.  

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